CUANDO EL SIGLO XIII COMENZABA A DAR SUS PRIME- ROS PASOS, EL PAPADO Y LA MONARQUÍA FRANCESA EMPRENDIERON UNA SANGRIENTA PERSECUCIÓN CONTRA EL CATARISMO, UNA NUEVA CORRIENTE CUYOS CREYENTES SE HACÍAN LLAMAR CÁTAROS. Etimológicamente el término procede del vocablo griego “katharoi”, que significa “puros”, si bien hay autores que señalan que podría haberse originado a partir del alemán “katte” –gato–, en clara alusión a la supuesta adoración a este animal, una de las representaciones de Lucifer. Los cátaros también fueron conocidos como albigenses, un guiño a la ciudad francesa de Albi, uno de los epicentros del movimiento.
Para comprender el origen de los cátaros es preciso remontarnos a dos acontecimientos históricos: la reforma gregoriana llevada a cabo por el Gregorio VII (1020-1085) y la querella de las investiduras.
Gregorio VII se propuso erradicar las malas costumbres clericales imperantes en la época, especialmente puso su punto de atención en dos: la simonía y el nicolaísmo.